PLAYA PRADO
- Robinson Jimenez
- 6 abr 2024
- 2 Min. de lectura
Hasta el momento llevamos 1.093km aproximadamente desde que salimos de Bello Horizonte, y a su vez ya vamos en el tercer estado del país de Brasil.
Saliendo de la ciudad de Linhares recuerdo que termimanos nuevamente en un puesto de bencina, donde si no me equivoco estuvimos dos o tres días en ese lugar ya que nadie nos llevaba, en ese puesto había un árbol de mango donde logramos sacar uno que otro por la altura que tenía y porque anteriormente otras personas habían sacado, pasabamos los días allí algo aburridos sin mucho que hacer, durante la noche llegó un auto a cargar combustible, el cual fue quien nos llevó un poco más allá de donde estábamos, nos dejó en otro puesto de combustible cercano al pueblo de São Mateus, con la diferencia que en este habían baños, restaurant y mejor infraestructura que el anterior, ese día nos dieron comida en aquel restaurant y desde ese momento ya las cosas mejoraron.

Al día siguiente intentando de que alguien nos llevara apareció una motorhome con una pareja de Argentinos que nos llevó hasta la playa Prado, lugar donde pasaríamos la noche, un bello lugar donde había una conexión de agua dulce y agua salada.
Nos pusimos de acuerdo con la pareja de Argentinos para hacer un fuego durante la noche, cuando comenzamos a recolectar leña a lo lejos se veían unas nubes y algunos relámpagos en el cielo, donde repentinamente empezó a correr un viento obligándonos a postergar la fogata, los Argentinos se fueron a su motorhome y nosotros debíamos armar la carpa, nos encontrábamos bajo un techo de paja, de esos que te cubren del sol, supimos que venía la lluvia así que debíamos proteger las carpas, luego de varios intentos tuvimos que dejar una sola carpa armada ya que teníamos solo un naylon grande para protegerla, de un momento a otro comenzó la lluvia y nosotros estábamos mojados de pies a cabeza preocupándonos de que no entrara agua a la carpa, nuestras cosas las dejamos en la motorhome para que no se mojaran y así solo tener la preocupación de la carpa, era una lluvia intensa que parecía que no pararía pero que finalmente dió tregua, por suerte se salvó de la lluvia y nosotros pudimos cambiarnos de ropa una vez que pasó el temporal, una experiencia que te causa mil sensaciones y que te enseña a sobrevivir sin dudas.

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